Sobre
una casa abandonada, en medio de un bosque,
se demoran el tiempo, la luz, las raíces, entran
deslinzándose por las paredes descascaradas hasta
permanecer en el techo destruido en el piso.
deslinzándose por las paredes descascaradas hasta
permanecer en el techo destruido en el piso.
Desde los cimientos, el silencio y las sombras suben y
atraviesan la
construcción, hacia el cielo abierto entre
las ramas y las hojas.
-Ella
sabe sin saber, lo sabe su cuerpo, es tierra o barro,
algo que hierve bajo la
humedad y la luz seca del sol
- Lo que emerge está inscripto desde el principio
en la trama de la piel y la
superficie.
-¿Entonces
ella está ahí?
-Quizás, no lo sé.
-La
luz hace de esa imagen un desierto.
-Sí,
aunque no hay desierto, ese lugar está impreso en
su memoria.
-La
memoria esta en sus ojos, todavía parpadean,
el desierto está señalado en ese
pulso.
-
¿Y la lluvia?
-Esta
sobre los colores que se deshacen, se diluyen, se
sobreimprimen en los
detalles, en todo lo que parte.
-Hay
algo abandonado entonces, deformado por la luz y
el silencio.
-Por
el paso del tiempo y las palabras.
-Es
como una fotografía vieja envuelta en una
bolsita de plástico trasparente.
Esta al pie de ese árbol.
La imagen persiste en el papel a pesar de la luz, del
calor
y el frío, dentro de la bolsita.
-Aunque
por fuera todo se degrada y se echa a perder.
-El
papel también está expuesto a ese movimiento que
degrada el color, las sales de
plata, el brillo. La textura se
ve modificada por el frío o el calor, por la
luz y ese pulso
de la mirada.